Explosivas revelaciones: Cómo la familia real acorraló a Harry y Meghan
Carlos III removió la seguridad y el financiamiento a los Duques de Sussex para obligarlos a regresar con el rabo entre las piernas, sostiene investigación de Bylines Times.
Este drama de intrigas palaciegas inició en el lugar menos esperado, en el tabloide británico The Sun. Un grupo de empleados del medio, de manera anónima, enviaron correos al investigador Nick Davies, alertando sobre pagos que el periodista Dan Wootton estaba haciendo a la pareja de uno de los secretarios del Príncipe William, a cambio de información sobre Meghan Markle y el Príncipe Archie.
En vista de la información recibida, Davies informó al Duque de Sussex quien a su vez dio aviso a las autoridades. El caso entonces fue tomado por Neil Basu, en ese momento jefe de contra terrorismo de la policía del Reino Unido. Quien intentó que los trabajadores de The Sun que inicialmente habían dado la alerta firmaran una declaración juramentada, sin embargo, estos se negaron por miedo a retaliaciones.
Sin las declaraciones juramentadas, Basu no podía hacer mucho, así que pasó el caso al Palacio de Kensington para que fuera examinado. Allí la persona encargada de llevar a cabo la investigación sería Simon Case, Secretario de Comunicaciones de William y Kate. El acusado de realizar esta filtración era otro miembro del equipo de William y Kate, Christian Jones, ya que su pareja (anónimo) había recibido un pago de 4.000 libras por parte de Dan Wootton relacionado con Meghan.
Christian admitió ante Simon que su pareja sí había recibido pagos de Wootton pero que estos estaban relacionados con otra Meghan, no con la Duquesa de Sussex. También sostuvo que conocían a Wootton pero que no eran amigos, aunque Bylines luego adjuntaría fotos de ambos Christian y su pareja en una fiesta de cumpleaños de Wootton. Simon Case sin más daría por cerrada la investigación.
Pop: Simon Case actualmente se desempeña como Secretario de Gabinete del Reino Unido, y está siendo investigado por las autoridades por el manejo de la pandemia.
Para ese entonces ya estaba en marcha el plan de reubicar a Harry y a Meghan en Canadá, desde donde continuarían con su trabajo en nombre de la corona, la familia real les daría una asignación de 700 mil libras y seguridad. Hasta aquí todo marchaba viento en popa, pero el Duque de Sussex al ver que nadie pagaba por las filtraciones, decidió tomar acciones legales e incluyó el nombre de Christian Jones en los documentos legales.
De aquí en adelante la situación se sale de control, la familia real a través de Sir Clive Alderton, mano derecha de Carlos y Camila, le exige a Harry que elimine el nombre de Christian Jones de los documentos. Pero cuando el Príncipe se niega, le retiran la asignación, la seguridad y dan vía libre a la prensa para que escriban lo que quieran sobre Harry y Meghan por un período de 12 meses. Y así inició la guerra.
Bylines también explica cómo al parecer el Príncipe Carlos se sentía amenazado por la popularidad de los Sussex, ya que estos vendían más titulares que él, Camila, William y Kate. Esto fue tomado como un desafío a la estructura intrínseca de la familia real, donde nadie podía eclipsar a la Reina, al Príncipe de Gales y los Duques de Cambridge. Los Sussex debían ser castigados.
De pronto Harry y Meghan se encontraron sin dinero, sin protección y siendo abusados masivamente por los medios británicos, viéndose obligados a realizar los acuerdos con Netflix, Spotify y Oprah, que según detalla Bylines no estaban contemplados en un principio.
Sí algo es claro, es que el asalto de los medios contra Harry y Meghan continúa hasta hoy, incluso podríamos decir que se les ha salido de control. Esta situación se ha elevado a niveles impensados y ha dañado la imagen de ambas facciones a lado y lado del Atlántico.
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