Actualización: Gobierno japonés pospone decisión sobre el futuro de la familia imperial
Partidos de oposición y de gobierno no llegan a acuerdo sobre los derechos matrilineales.
Tokio, Junio 4
Se espera que la dieta imperial posponga nuevamente el debate sobre el futuro de la dinastía Yamato debido a la falta de consenso acerca del rol de las mujeres dentro de esta. Si bien ambos partidos están de acuerdo en que las princesas puedan retener su estatus después de casarse, se abre la discusión sobre el rol que tendrían los esposos e hijos de estas dentro de la monarquía.
Foto The Japan News
Bajo las leyes actuales, las mujeres de la familia imperial deben abandonar sus títulos y tratamientos al casarse, sin embargo, esto podría cambiar en un futuro. Si las princesas han de mantener sus distinciones dentro de la dinastía, ¿Qué pasaría con sus hijos? ¿Tendrían derecho a permanecer en la línea de sucesión? Porque honestamente de qué servirá que las princesas mantuvieran sus cargos si sus descendientes no lo harían, sobre todo cuando el gran problema de la familia Yamato es justamente su inminente desaparición por falta de miembros masculinos.
De acuerdo con los nuevos reportes, tanto el partido de gobierno como la oposición concuerdan en que las princesas deben mantener su estatus. No obstante, el partido Liberal demócrata se opone a otorgar honores o títulos a los esposos e hijos, mientras que la oposición sostiene que los descendientes de las princesas deben obtener dichas concesiones. ¿Cuál es el problema entonces? Que si los hijos de las princesas reciben estatus, esto podría llevar a que en un futuro haya un emperador por línea materna, lo cual están tratando de evitar. En términos castizos, las mujeres no deben reinar y sus descendientes tampoco.
Foto The Asahi Shinbum
En cuanto a nuestra querida Princesa Toshi, Aiko, la idea de dejarla regir ha sido abandonada por ambos partidos, inclusive cuando el público la apoya. Lastimosamente, el respaldo en las encuestas no se traduce en capital político a su causa. Y desde el Palacio Imperial de Tokio, poco o nada se ha hecho para defender los derechos de la princesa del pueblo.
Quizás el deseo de verla en el trono es un capricho occidental.
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